La enfermedad COVID-19 ha hecho y está haciendo un tremendo daño tanto a la salud de las personas cuanto verdaderos estragos en todos los sectores económicos de la sociedad, hasta la fecha desconocidos, y que posiblemente vaya a superar en daños al tejido empresarial más que la crisis de 2008. En los mercados financieros ocurre exactamente igual. Y la bolsa es el mercado financiero especializado por excelencia, en el que se realizan compras y ventas de acciones y de obligaciones, fijándose, asimismo, un precio público llamado cotización. Estas cotizaciones o precios de los valores van fijándose mediante la típica confrontación de las ofertas y demandas sobre ellos. Pero a diferencia de en otros mercados, en la determinación del precio entran variables que ni se tienen en cuenta en otros mercados de productos, y que aquí es especialmente sensible, tal como el riesgo, la incertidumbre (de todo tipo: política, económica, por pandemias como la actual..etc) y las expectativas de precios futuros. De ahí radica la intensidad de las oscilaciones de los precios en la bolsa, mayor que en el mercado de bienes.
En el mercado bursátil o secundario de la bolsa, que es donde se centra este artículo, se analiza la tendencia o trayectoria de las cotizaciones de los valores, existiendo tres tipos de evolución de los precios o de tendencias:
1ª.- Tendencia alcista, cuando cada mínimo está por encima siempre del anterior. En este caso, los inversores apuestan porque el precio de la cotización subirá.
2ª.- Tendencia lateral, cuando el precio se mantiene más o menos estable. Este es un supuesto en el que a los inversores no les atrae la situación porque el rendimiento que puede obtenerse es muy poco.
3ª.- Tendencia bajista, cuando los máximos relativos son cada vez más bajos
Es este supuesto donde se centra el presente análisis, el de las posiciones bajistas. Los inversores bajistas ganan dinero cuando un activo cae de precio, a diferencia de los alcistas. Para ello, lo que hacen es tomar prestadas acciones (o bonos) y venderlas al recibirlas. Cuando se acaba el periodo del préstamo, deben renegociarlo o comprar los títulos en el mercado para devolverlos a su legítimo dueño. Las posiciones bajistas o cortas son utilizadas por los inversores cuando creen que el mercado va a caer y quieren sacar rentabilidad de ello para proteger su posición cuando ven demasiada volatilidad. Por tanto, el inversor bajista es aquel que toma prestadas acciones con la expectativa de que caigan en bolsa para venderlas y recomprarlas más tarde, ganando con la diferencia. Es decir, gana cuando los títulos pierden valor.
La operación que llevan a cabo los inversores bajistas es la que apuesta por la caída de una acción y se instrumenta a través de varios productos fundamentalmente: Acciones prestadas, Opciones, Futuros, Warrants y CFDs.
– Acciones prestadas: es la opción más usada y de la que se va a explicar en este caso. Consiste en tomar prestadas X acciones de una sociedad cotizada a cambio de pagar un interés al bróker. El objetivo es vender esas acciones al precio actual y cuando caiga la acción en el mercado volver a comprar las acciones para devolverlas. La ganancia sería equivalente al: precio de venta – precio de compra- interés pagado. Como es un préstamo, evidentemente, a mayor tiempo que pase, menor será el beneficio potencial del prestatario de las acciones al tener que pagar la comisión por el préstamo todos los días. Si bien podría ocurrir, en contadas ocasiones, que la empresa sometida a muchas posiciones bajistas empezara a subir la cotización de sus acciones, se podría dar el caso, entonces, de que aquellos que tengan las posiciones cortas se vean obligados a recomprar las 3 acciones por sus brokers, lo que se conoce como short squeeze, los inversores cortos o bajistas, en la mayoría de las ocasiones obtienen una máxima ganancia del 100%.
– Opciones (derechos de compra y de venta sobre un activo, ya acciones, índices bursátiles, materias, primas, etc., llamado activo subyacente): hay varias estrategias con opciones que permiten beneficiarse de una caída de mercado.
– Futuros: en el caso de futuros sobre acciones la venta del mismo permitiría pagando unas garantías posicionarnos a la baja en dicha compañía.
– Warrants (producto derivado de un activo subyacente que puede ser cualquier tipo de activo financiero): por ejemplo, al utilizar comprar un warrant put tenemos el derecho, no la obligación, de vender un activo a un determinado precio, en cualquier momento, desde la fecha de compra hasta la fecha de vencimiento (si el warrant es americano) o sólo en la fecha de vencimiento (si el warrant es europeo).
– CFDs (Contratos por Diferencia): son derivados que replican el comportamiento de un subyacente. La referencia de precios con el subyacente no tiene por qué coincidir de forma exacta y puede haber divergencias en cuanto a la liquidez del mercado.
Pues bien, con la actual crisis de esta envergadura, el pasado 16 de marzo 2020, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores, organismo oficial español creado en 1988 por la derogada Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, para la supervisión e inspección de los mercados de valores españoles y de la actividad de cuantos intervienen en los mismos), prohibió temporalmente, durante un mes la constitución o incremento de posiciones cortas netas sobre acciones cotizadas en los centros de negociación españoles (Bolsas de Valores y Mercado Alternativo Bursátil, MAB). La prohibición afectaba, y sigue afectando a fecha del presente artículo, a cualquier operación sobre acciones o relacionada con índices, incluyendo operaciones de contado, derivados en mercados organizados o derivados OTC (abreviatura ésta de Over the Counter, operaciones realizadas en el mercado para derivados como swaps, futuros… etc), que 4 suponga crear una posición corta neta o aumentar una preexistente, aunque sea de forma intradiaria. Cuatro días antes, en la noche del jueves 12 de marzo, la CNMV emitía un comunicado en el que prohibía la venta en corto de, nada menos que 69 empresas españolas, para el día siguiente 13 de marzo, sobre todas las acciones líquidas admitidas a negociación en las Bolsas de Valores Españolas cuyo precio hubiera caído en más de un 10% durante la sesión del 12 de marzo de 2020 y sobre todas las acciones ilíquidas cuya caída ha sido superior al 20%.
La cuestión es: ¿por qué ese temor de los organismos oficiales, nacionales e internacionales, a la posiciones cortas o bajistas en situaciones de crisis? Pues por la razón de que la finalidad de las ventas en corto consiste en apostar a que los títulos de una empresa van a cotizar a la baja y sacar tajada de ello. No hay realmente inversión, sino especulación: obtener provecho económico de las adversas situaciones de crisis económicas, no sólo a nivel local cuanto en un contexto internacional. Y en este caso, entran en juego los fondos multinacionales, que son los que, en realidad, toman prestado las acciones y productos derivados a los brókers con el fin de obtener unas ganancias colosales y que, en la mayoría de las ocasiones, siembras previas dudas sobre los mercados con informes pesimistas hechos, evidentemente, a su medida. En efecto, normalmente son ‘hedge funds’ (fondos de inversión libre cuyo objetivo es la maximización de la rentabilidad en sus operaciones) que alquilan acciones para venderlas y después comprarlas cuando tienen que devolverlas. Las posiciones bajistas generan, en el mercado de los inversores, una sensación en éstos de que realmente aquellos poseen una información superior.
Por poner un ejemplo de lo que hacen estos fondos, nos centramos en el mayor fondo de inversión mundial por activos gestionados: el estadounidense Bridgewater Associates. Este fondo, al comenzar la crisis actual por el COVID-19, decidió entrar a la acción en los mercados de Europa; había construido posiciones cortas sobre, al menos, 36 compañías europeas por un importe total de unos 22.000 millones de euros y, aunque algunas de ellas eran anteriores, una gran parte de sus apuestas bajistas se hizo efectiva a través de ventas masivas en el mercado el lunes 9 de marzo (el llamado ya Lunes Negro para la bolsa española pues registró la quinta mayor caída de su historia; para el IBEX 35, 5 su cuarta mayor caída de su historia), siendo probablemente uno de los principales factores que contribuyó a la caída bajista. Bridgewater posee alrededor de 1.160 millones de euros en el Ibex 35.
Pero, evidentemente, hay muchos más fondos que operan de esta forma especuladora. El también estadounidense AQR Capital Management tiene más de 800 millones de euros apostados contra valores españoles: 400 millones en Inditex, 180 millones contra Cellnex, 170 millones en Bankia, 62 millones en Ferrovial y cerca de 10 millones en Técnicas Reunidas. El inglés Marshall Wace, a finales del pasado año 2019, era el más activo y agresivo en el selectivo de la bolsa española.
Pero las posiciones cortas no sólo atacan cuando las crisis económicas son a nivel global, sino que, en un determinado país, cuando una empresa cotizada se encuentra en situación de problemas, los bajistas no sólo pueden hundir a dicha compañía, sino arrastrar una verdadera caída bursátil, afectando colateralmente a otras muchas empresas. Esto ocurrió con Liberbank hace casi tres años, cuando la CNMV acordó el lunes 12 junio 2017 la prohibición de la realización de ventas en corto y operaciones similares con respecto a dicho valor -dicha prohibición duró, mediante prórrogas, hasta el 21 noviembre de ese año- pues cinco días antes se había acordado decidir y acordar las medidas definitivas sobre el extinto Banco Popular, S.A y esto último podía repercutir en Liberbank mediante una fuga masiva de depósitos.