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Ama lo que haces y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida

Confucio dijo «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». Esto nos dice que para llegar al éxito, una persona debe estar comprometida y apasionada por su trabajo, la actitud emocional contribuye a la motivación y a la satisfacción de lo que uno hace.

¿Te ha sucedido que te has presentado y has respondido con tu profesión o con aquello de lo que trabajas?

La respuesta será afirmativa, porque la elección profesional y/o nuestro trabajo nos define. Por supuesto que somos más que un título. Somos una sumatoria de lo visible y lo invisible, aquello que mostramos y lo que no. Hacer lo que nos da felicidad requiere sacrificio y trabajo, implica esfuerzo por encontrar nuestra vocación y tener unos objetivos claros. Para ir viendo cual es nuestra vocación, tenemos que ir construyendo y reconstruyendo lo que queremos ser y hacer a lo largo del camino. Cómo afirma Sergio Rascovan: «La vocación no ‘es’, es un ‘ser siendo’, como proceso abierto, indefinido, contingente»; por lo que las experiencias, las personas, los lugares, nos cambian y nos dan nuevas perspectivas de futuro que van de la mano de nuestras elecciones.

En 2005, Steve Jobs pronunció el discurso de inicio del curso en la Universidad de Stanford y reafirmó una idea que los graduados universitarios millennials llevaban una buena parte de sus vidas asimilando: «Vuestro trabajo va a ocupar mucho tiempo de vuestra vida, y la única forma de sentiros verdaderamente satisfechos es hacer aquello que creáis que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amando lo que hacéis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os conforméis».

Los millennials, interiorizan la necesidad de encontrar un trabajo que se corresponda con las expectativas de los padres (estable, con un salario decente e identificable como un «buen empleo»), que resulte impresionante de cara a sus compañeros (en una empresa ‘guay’) y que cumpla con lo que se les ha vendido como el objetivo último de toda esa optimización en la infancia: dedicarse a algo que les apasione, lo que de una forma natural les conducirá a obtener «mejores resultados en la vida».

El deseo de tener un trabajo ‘guay’ y que nos apasione. Son trabajos con los que desde niño se sueña y de los que la gente habla asegurando que «es un trabajo muy guay». Ser camarera puede ser un trabajo ‘guay’ si se hace en el restaurante apropiado para la persona y en el que esté cómoda, así luego irá diciendo que su trabajo es muy ‘guay’. Si seguimos un referente mediático como la película ‘Una rubia muy legal’ puede enseñarnos que un trabajo ‘guay’ es aquel en el que la persona persigue su pasión. Por lo que el trabajo ‘guay’ es el hecho de trabajar en lo que a uno le guste, para así poder decir que su trabajo es ‘guay’, si uno mismo se lo cree porque es lo que siente, los demás que lo escuchen también se lo creerán.

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